viernes, 26 de marzo de 2010

Equilibrio



A L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.


EQUILIBRIO


Recuerdo haber visto un capítulo de una serie televisiva, en él, un astronauta lanza un martillo al vacío, perdiéndose el objeto en la negrura del universo.

Sin fuerza que se le oponga, el martillo viajará eternamente, en el universo no rigen las leyes que rigen en nuestro planeta.

Aquí, en nuestro planeta Tierra, la naturaleza posee una ley que lo rige todo, "La lucha de los opuestos", fuerzas contrarias actuando la una sobre la otra, fuerzas que niveladas armonizan, y desequilibradas generan caos y conflicto.

Si bien el vacío del universo, parece ser neutral, en cada planeta según su circunstancia, posee sus normas, y el nuestro está controlado por una naturaleza de la que es imposible escapar. Y una Ley que es en la que se fundamenta, La Ley de los opuestos.

Según ésta ley, fuerzas en igualdad armonizan, y fuerzas en desequilibrio destruyen.

A una acción le corresponde una reacción, y esto lo encontramos manifestado en cualquier ámbito.

La encontramos en la política, y permite el contraste de opiniones y de opciones para la mejor administración de los asuntos públicos, eso tan solo si existe equilibrio entre las distintas opciones políticas, convirtiéndose así los partidos en elementos o fuerzas de la naturaleza.

Puede ocurrir que ese equilibrio desaparezca, entonces la humanidad se ve involucrada en guerras y en dictaduras, en conflictos provocados por el deseo de hegemonía de una opción frente a la otra opción política de fuerza menor.

Encontramos también ésta Ley en nosotros mismos, cuando hacemos referencia al sistema nervioso simpático y parasimpático. De modo que efectivamente, la Ley que rige lo grande rige lo pequeño.
Con éstos ejemplos dados, se puede entender que la naturaleza y sus leyes de armonía y desarmonía, se concretan. Se hacen palpables y reales.

Durante la guerra fría, se dio un equilibrio entre fuerzas ideológicas opuestas, existía un orden que garantizaba la paz, un orden provocado por la tensión constante y la lucha constante entre fuerzas ideológicas opuestas.

Cuando una fuerza crece frente a la otra, su poder hegemónico rompe la armonía, el equilibrio, arrasa, pretende controlarlo todo y serlo todo.

El enfrentamiento equilibrado, aunque sea tenso, es una garantía de armonía, y marca los límites de cada fuerza.

La naturaleza, es como el vacío del universo, permite que cualquier fuerza consiga la hegemonía que busca, y que por su propia naturaleza quiere o necesita alcanzar.

Lo observamos cuando vemos ejemplos de especies animales que invaden un terreno y en el que no encuentran un depredador natural.

La especie crece y crece, hasta que la propia naturaleza, logra la extinción de esa especie, gracias a la falta de recursos para la supervivencia de esa especie.

El propio ser humano, es una especie animal que crece y crece, carece de depredador natural, y ésa evolución y progreso en su hegemonía es su gran peligro.

Y la causa final de su futura extinción o drama final.

Si somos conscientes en nuestras relaciones humanas, en las logias y en nuestra vida profana, de ésta ley, y procuramos no crear tensión, ser más comprensivos con el criterio ajeno, más tolerantes, ayudaremos a que ese equilibrio sea posible en el ámbito humano.
He dicho
Un
M.·. M.·.

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