domingo, 21 de febrero de 2010

La educación y el laicismo para la democracia


En los valles de Buenos Aires a los 30 días del mes de septiembre de 2009. Era Vulgar

A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:.
Roberto Patatian,
M.·. M.·., Respetable Logia Ararat, nº 404, Buenos Aires (Argentina)

La educación y el laicismo para la democracia.
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La educación laica, gratuita y obligatoria como respuesta a las expectativas ciudadanas, para reducir las desigualdades sociales y dar los medios básicos para la integración social. Contribuyen las actuales políticas de educación a la progresiva desaparición de la marginalidad y la inserción del conjunto de la población en un sistema de grupos articulados con las instituciones, ordenado para una evolución previsible y estable en la organización social? La educación laica y la confesional. Relación entre la enseñanza dogmática y el estancamiento intelectual.

Introducción:
Es importante destacar el enfoque del tema según la perspectiva requerida, esto es, la expectativa ciudadana, en la permanente demanda al Estado por una calidad máxima de servicios sociales. En este sentido, la educación pública participa en un ranking de gastos cuyo presupuesto lo determina un complejo mecanismo de decisiones, sujeto a políticas con distintos niveles de prioridad que el gobierno adjudica.

Pensar en la educación como un componente del gasto público, amerita decir que la derivación presupuestaria al sector; se relaciona con una variable no sujeta a ninguna otra en el contexto macroeconómico es decir; así como la inversión depende del ahorro; el ahorro de la tasa de interés. El consumo, de los precios; los precios del mercado; etc.; el gasto público solo depende de la voluntad ejecutiva del Estado y en consecuencia; su financiamiento a través de la política fiscal.

Esta síntesis pretende insinuar la dificultad manifiesta entre la educación pública en todos sus niveles, y la insuficiencia económica para su óptimo funcionamiento. La educación gratuita, ha sido el motor que puso en marcha, la consolidación de una clase media argentina de nivel cultural económico y social superior, en América Latina. Tal vez porque la sociedad logró niveles de bienestar elevados en parte como consecuencia de un pueblo mejor preparado para el desafió de crecer en forma global.

Esta sociedad, desde sus comienzos cuando descendían en el puerto de Buenos Aires los inmigrantes luego futuros criollos; ya estaban anunciando su preferencia inmediata. Trabajo para generar recursos. Una familia para comenzar una nueva vida. Hijos cultos para sentirse orgullosos de ellos. Autoestima para destacarse socialmente desde el entorno familiar.

La obligatoriedad en la educación, es condición necesaria y de fundamento básico.
Es la restricción a la cual esta sujeto el éxito de la gestión política en la búsqueda de una sociedad, públicamente bien instruida. Si la deserción escolar no encuentra en el Estado, la contrapartida en la educación obligatoria, quedaría en la responsabilidad familiar, la correspondiente consecuencia en el nivel de analfabetismo. En realidad es lo que ha sucedido permanentemente en las últimas décadas.

Por otra parte, el laicismo ha sido otra llave que abrió las puertas de la libertad individual, en la búsqueda de una educación coherente y una sociedad cosmopolita de amplio espectro religioso.

Finalmente, es evidente que las políticas de educación no encuentran en los resultados; un estadio cultural favorable. Un alto grado de marginalidad como consecuencia del desinterés en la educación por parte de los sectores sociales más precarios, hace aun más agudo el problema. En consecuencia es insuficiente la obligatoriedad cuando la indiferencia social se superpone a ella.

La educación y el Laicismo.
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Desde que el hombre es hombre, ha buscado en la metafísica; su relación con el o los dioses que le han dado lugar en este mundo. La religión sea cual fuere, determina las acciones espirituales y morales en la vida comunitaria. Estos valores directrices de comportamiento individual, permiten actuar conforme a objetivos sociales que apuntan al bien común. La educación laica es la posibilidad conjunta entre Sociedad y Estado, de ejercer el derecho a la instrucción pública gozando también, del derecho a profesar cualquier religión o filosofía en particular.

Este respeto por el credo personal, explica un alto grado de superación en la evolución del hombre civilizado. El lenguaje del conocimiento es universal. El lenguaje espiritual, no. El laicismo es la convergencia que hace de esta dicotomía, una ecuación perfecta. La infinita sabiduría del hombre que no reconoce ni tiempo ni espacio, recurrente en su destino evolutivo; no puede despojarse de la sensibilidad espiritual que lo conecta con las religiones que lo han emergido desde las profundidades de la ignorancia. De esta manera a través de la fe, accedió a la verdad prístina. Luego el conocimiento científico, coloca al pensamiento en una evolución tecnológica cuyo escenario no sería el templo, iglesia, sinagoga o mezquita sino; el aula.

Desde el laicismo sabemos que está bien que así sea porque todas las religiones están en un mismo grado de competencia educativa. Cada individuo goza de la amplia libertad de elegir el espacio que el Estado garantiza, dando cabida a la totalidad de las mismas. En los tiempos de la conquista americana, mientras en el viejo mundo la iglesia católica había consolidado su poder conforme al paso de los siglos desde su creación, en el nuevo mundo, debía comenzar una carrera contra el tiempo y contra el advenimiento de otras posibles corrientes religiosas para lo cual, la enseñanza católica sería desde el principio casi una obsesión por parte del catolicismo. La iglesia sabía que el espíritu del hombre se eleva por los carriles de sus creencias; toda educación recibida, será potenciada conforme a su propia exaltación. Con los años, particularmente la nueva sociedad latinoamericana; se constituía en una suerte de masa muy cosmopolita y poco homogénea.

La primera labor educativa desde la religión fue ejercida por los jesuitas. Posteriormente, los sacerdotes católicos conforme a directivas ecuménicas desde el Vaticano; incidieron globalmente en la totalidad de la población aunque el objetivo primario era captar la voluntad de los indígenas.
El paso del tiempo mostraba la resistencia al abandono total de prácticas religiosas precolombinas. Las costumbres chamánicas se combinaban con los nuevos ritos católicos.

En Brasil acontecía algo similar con los esclavos traídos de las colonias portuguesas en África (Angola /Benín /Nigeria), eran del grupo étnico Yoruba. La inserción católica en Brasil generaba un hibrido afro católico cuyo sincretismo religioso, daría amplia contención a deidades cristianas y africanas (Iemanja y Jangó.). Pasaban los años y la enseñanza católica, simplemente existía de hecho por el poder que la curia ejercía hacia el Estado. En este sentido, en Argentina nuevas filosofías apuntaban a un distanciamiento entre la ortodoxia católica y los nuevos pensadores. Era el laicismo que le golpeaba la puerta al nuevo país.

Seguramente, estos argumentos habrían sido parte de la inspiración del Hermano D:.F:.Sarmiento, cuando comenzó su lucha por la educación laica en contra de la católica. Aquella Argentina mas que nunca era un apéndice europeo en las tierras de América del sur y en consecuencia, cierto grado de fanatismo católico; se constituía en una especie de muralla a ser derribada por la dialéctica sarmientista.

No era casual la admiración que Sarmiento tenía por los Estados Unidos en donde el laicismo funcionaba de maravillas, aunque en una sociedad de pluralismo no religioso mas evolucionado.
En este sentido, el gran logro de Sarmiento: La ley 1420 sancionada el 4 de julio de 1884. Argentina miraba hacia el futuro despojada del fanatismo católico y su incidencia en la educación.

Definitivamente, el Estado debía impartir la educación pública para todos en condiciones de igualdad absoluta, (social, cultural, económica). Tampoco se trataba de una lucha unilateral contra la Iglesia sino que se pretendía abrir las puertas del conocimiento con un sentido más humanista que religioso en el que todo ser humano accedería a la educación desde su fe sea cual fuere.

La diversidad encuentra en el respeto, el antídoto a la discriminación. De esta forma quedan todos incluidos al sistema educativo. Así, la garantía del derecho a la educación queda establecida en su universalidad.

La educación laica, promueve la libertad de conciencia. Seria una paradoja que aliente ejercicios religiosos en establecimientos educativos aunque en cierta medida, la pedagogía contempla aquellos conocimientos científicos que no pueden escapar al misterio de las preguntas sin respuestas que la religión resuelve a través de su dogma. Es una forma de interpretar cierta superposición entre la ciencia y la religión, en espacios comunes de exploración investigativa. El laicismo es en parte, el tránsito por la inflexión entre el Estado confesional aceptado incondicionalmente por todos, y el empirismo necesario e irreversible; hacia un destino racional.

Si bien el estado Argentino no es laico; aproximó alguna medida a través de las reformas constitucionales, en particular la de 1994 en la que se suprime en el art. 2, el pertenecer a la comunión católica para ser presidente; además del art. 89 en donde se elimina la obligatoriedad de toda referencia a los Evangelios en el juramento. La distancia que cubre el espacio hacia un Estado laico en su totalidad, encontrará a la iglesia católica presente en vastas áreas del mismo. Fundamentalmente en la Justicia y las Fuerzas Armadas donde la resistencia al laicismo se explica en la cuasi-unanimidad de sus integrantes a la fe católica.

Defender toda filosofía que abarque aquellas manifestaciones culturales en la que ninguna doctrina queda excluida; es suficiente para que el Estado garantice el respeto y la tolerancia como principio de convivencia política. Lo que esta asegurada desde el laicismo, es la educación. Precisamente; esta característica en un país de alta diversidad social, en la que son recurrentes los enfrentamientos étnicos-religiosos; el racismo, la discriminación, la desigualdad social, son la resultante del conflicto.

La educación laica es la que toma distancia en esta problemática, accionando directamente contra el fanatismo y a favor de la inclusión global de la religión, en la enseñanza escolar. Uno de los Derechos Humanos es la libertad de culto. El Estado garantiza su vigencia aunque no desde la neutralidad, ni tampoco expresándose multiconfesional, sino como una condición de la vida democrática. Finalmente y desde otra perspectiva, es lógico presumir que el hombre en relación con la naturaleza y sus creencias; encontrará en el laicismo, un sistema ideal. Nada se logra violando estas libertades.

Avasallar su identidad provoca ira y resentimiento. Si el Estado respeta su dignidad, obtendrá de él su potencial máximo y en consecuencia aproximará decididamente, a una sociedad mas justa conforme a un pluralismo religioso cultural; en armonía. De hecho es nuestra experiencia en Argentina, y sabemos cuan importante es que así sea.


La educación laica, gratuita y obligatoria como respuesta a las expectativas ciudadanas para reducir las desigualdades sociales y dar los medios básicos para la integración social.

Si nos planteamos como viable, el que la educación laica, gratuita y obligatoria accione favorablemente para lograr una situación propensa a reducir las diferencias sociales, debemos observar de que manera las políticas educativas han sido mas o menos exitosas según el contexto histórico en que fueron implementadas. El discontinuo ejercicio de esta práctica educacional, estuvo signado por los avatares de la historia nacional. Como vimos, la educación laica fue la mas difícil de implementar. Ya desde los comienzos, la ley 1420, encuentra al Presidente J. A. Roca en una fuerte oposición a dos frentes. Por un lado al clero local; por otro al Vaticano a través del nuncio papal.

Esta Ley consolida su vigencia hasta 1943 en que siendo presidente de facto Pedro Pablo Ramírez, restablece la educación religiosa en la escuela pública durante todo su mandato. Luego J.D. Perón, derogaría en 1954 la enseñanza religiosa. En su gestión política, Perón desarrolló una especie de culto a su propia imagen junto a su esposa dotando a la educación pública de este nutrido material que a posteriori; La revolución Libertadora se encargaría de destruir conforme a la sanción del decreto 4161 del 5 de marzo de 1956 cuya vigencia duraría hasta el año 1958.

No obstante, el país fue transitando por décadas de auspicioso resultado social. La ecuación siempre cerraba a favor del ciudadano. Era porque el Estado denominado*elefante*; aseguraba el pleno empleo aunque con déficit permanente. Todas las empresas públicas eran usinas de recursos y complementarias de la burocracia nacional.

Esto permitió a las distintas administraciones del Estado, dar una contención global a todas las políticas sociales hasta que el endeudamiento público, abrió un nuevo debate nacional, en la búsqueda de un rumbo económico. La educación estaría ligada a ese destino. Por otra parte, las desigualdades han sido consecuencia de dispersiones diversas en la aplicación de políticas sociales cuyo resultado beneficia siempre a una proporción menor del total.

Es una de las razones por la que, van quedando fuera del sistema quienes reclaman justicia por su exclusión del mismo. Llegaría el momento en que el achicamiento del Estado se planteaba como receta milagrosa a fin de resolver los grandes males de nuestra economía: Terminar con el déficit público. Saldar deuda externa. Financiar gasto público con holgura fiscal. Colocar a la Argentina de emergente a primer mundista.

Venían los cambios de los 90 en donde nuevamente se interrumpe la acción del Estado en la asistencia global de las personas, implementando un sistema competitivo ligado al neoliberalismo poco conocido por la sociedad pero instalado como disciplina exitosa. La competencia era el eje rector del reordenamiento social y la eficiencia, la restricción para acceder entre otras cosas; al mercado de trabajo.

Una de las características del ahora nuevo modelo económico, era dar prioridad a los sectores más vulnerables. La dotación educativa desde el Estado, se restringía fuertemente en la proporción de los recursos asignados. Esta es una forma de profundizar la desigualdad. Así comenzó y se incrementaron las diferencias sociales incluyendo la marginalidad. Si bien la desigualdad es ajena a la responsabilidad de quienes la padecen, será determinante la condición del individuo respecto a su educación como arma defensiva en la lucha por salir de su precariedad social.

La demanda de derechos constitucionales que de hecho están garantizados, no siempre encuentra a la sociedad funcionando solidariamente en la dirección de complementar la tarea del Estado por reducir esta marginalidad. Es una de las características más drásticas del modelo.

La competencia asociada a la eficiencia, mas otros valores de comportamiento social contrastantes; aleja al hombre del prójimo. El Estado restringe presupuesto para el gasto social. El hombre es menos solidario. Entonces, cómo lograr esta integración de la cual estamos hablando?. Evidentemente el problema esta en el sistema aunque las soluciones siempre al alcance de la mano. Por definición sabemos que la educación es un instrumento de fundamental importancia en la construcción de una sociedad mejor.

En este sentido debe ser excluyente que la educación sea gratuita en abundancia sin mezquindad presupuestaria ni miramientos en la problemática de cómo le llegue a los destinatarios dispersos incluso; en aquellos rincones fronterizos en los que a veces la mano de algún samaritano se constituye en el único recurso.

Si a ello le sumamos la obligatoriedad apoyada en la educación laica, abriendo todas las puertas de las aulas como instrumento estratégico en la oferta educativa; optimizaremos el esfuerzo social, en la conquista de logros de excelencia como ser, 0% de analfabetismo a nivel nacional.

Podría sonar utópico mas no debemos temer a las utopías cuando nos colocan en el camino de la lucha por un mundo mejor. Sí debemos dudar de los discursos que nos explican detalladamente, porque una situación social tiene un destino irreversible, frente a su posible superación. Desde cierta tribuna intelectual, genera preocupación el encontrar parte de las soluciones en esta simple receta política. Significa hacer lo que hay que hacer.

El país ha cambiado a través de las décadas pero en esencia la sociedad repite incluso con el mismo lenguaje, los reclamos de siempre: más educación, salud y justicia. El resultado de una sociedad con acceso unánime a la educación laica, gratuita y obligatoria, nos asegura una integración propensa a eliminar aquellas desigualdades que han provocado la ausencia de oportunidades iniciales para muchos.

Una vez que el derecho está asegurado, se debería controlar desde el Estado la inclusión de todos sin distinciones de cualquier orden que tienda a la discriminación. Luego la integración sujeta a reglamentaciones vigentes, requerirá la adaptación de las personas a la disponibilidad educacional. Es de riguroso análisis, la fisura por donde la inacción del Estado en políticas educativas, aumenta el grado de analfabetismo y desurbanidad.

Desde allí y sin retorno a la educación; se pasa a peligrosos estadios de anarquía cultural en los que las desigualdades sociales se instalan estructuralmente. La gestión educativa logra objetivos en el mediano y largo plazo, cuando los actores demuestran a la sociedad sus meritos alcanzados.
En algún momento y desde la propia sabiduría, el hombre reconoce sus diferencias en las que trabajará especialmente sobre aquellas, que lo colocan en situaciones desfavorables frente al resto. Estas movilizaciones se traducen en ascensos sociales de superior calificación, cuyo beneficio se observa con frecuencia, en los que pueden emerger desde la pobreza logrando mejores salarios.

Finalmente, se trata de transmitir valores que favorezcan la convivencia entre las personas con respeto y tolerancia. Este proceso sugiere una estrecha relación con la equidad explicada tanto en el aspecto aglutinante por el acceso de todos al proceso educativo, como también de cubrir geográficamente todo el país y satisfacer las necesidades educativas de la sociedad en su totalidad.

Contribuyen las actuales políticas de educación a la progresiva desaparición de la marginalidad y la inserción del conjunto de la población en un sistema de grupos articulados con las instituciones, ordenado para una evolución previsible y estable en la organización social?.

La marginalidad es un fenómeno resultante entre las presiones de las clases sociales, unas sobre las otras. Los factores adversos son innumerables: pobreza, nutrición deficiente, hacinamiento, precariedad ambiental, etc. Generalmente, los estudios acerca de la marginalidad, centran la atención en el empleo o la carencia del mismo. El hombre en su trabajo, se encuentra condicionado por su nivel educativo y en consecuencia también, los recursos que genera por lo que la educación y empleo; son temas que convergen en este análisis.

La política educativa contribuirá básicamente, si proyecta en la sociedad aquellos mecanismos que logren tendencia a la igualación social en la lucha por la superación de la marginalidad. Caso contrario, sería un instrumento de discriminación y mayor marginación. Desde el punto de vista pedagógico, existen dos teorías explicativas de la marginalidad.

La tradicional que identifica a la ignorancia como causa, y la nueva; que interpreta al marginado no como un ignorante sino como un rechazado social. La primera, data de principios del siglo pasado. Su organización se inspiró en el principio según el cual la educación es derecho de todos y deber del Estado.

Quien no lograba instrucción, era marginado y la escuela; el antídoto contra la ignorancia. La nueva teoría más realista por cierto, critica a la anterior, colocando a la educación en su función de igualación social, y a la escuela como correctiva de la distorsión expresada en el fenómeno de la marginalidad. Plantea que alguien esta integrado no solo por su ilustración, sino cuando se siente aceptado por el grupo y a través del mismo; por la sociedad en su conjunto.
De esta manera, la cuestión pedagógica desplaza el eje de atención del intelecto al sentimiento. Del aspecto lógico al psicológico, del esfuerzo al interés, desde la disciplina a la espontaneidad, de la cantidad a la calidad.

Paradójicamente fue una experiencia que no dio los resultados esperados. Cada maestro debía trabajar con grupos de alumnos reducidos en una relación interpersonal con abundante material didáctico. Estas escuelas experimentales bien equipadas; quedarían circunscriptas a pequeños grupos de elite.

En efecto al enfatizar la calidad de enseñanza, desplazó el eje de preocupación del ámbito político relativo a la sociedad toda; por el ámbito técnico-pedagógico relativo al interior de la escuela. Se ve pues que lejos de resolver el problema de la marginalidad, se agravó.

Posteriormente, en los 50, una nueva forma de pedagogía se asomaba en los escenarios docentes en forma auspiciosa. Era la pedagogía tecnicista. Se inspira en los principios de racionalidad, eficiencia y productividad, reordenando el proceso educativo, tornándolo mas objetivo y operacional. Así proliferaron propuestas pedagógicas tales como el enfoque sistemático, la micro-enseñanza, la tele-enseñanza, computación; etc.

El lado positivo de esta propuesta educativa es que la marginalidad no sería identificada con la ignorancia ni será detectada por el sentimiento de rechazo. Marginado será el incompetente o sea, el ineficiente e improductivo. Parte del problema se resuelve cuando la educación contribuye a superar el problema de la marginalidad en la medida en que forme individuos eficientes, capaces de contribuir al aumento de la productividad de la sociedad. (Dermeval Saviani: Las teoría de la educación y los problemas de la marginalidad en América Latina).

Es un tanto osado argüir que la marginalidad sea potencialmente variable, solo desde las políticas educativas, cuando su arraigo histórico reconoce innumerables fallas estructurales y coyunturales que pasan por los costados de la educación. En las primeras: la pobreza, la delincuencia, la familia numerosa hacinada, la villa miseria. En las segundas: las crisis económicas, la recesión económica, inflación, el desempleo. Aunque es cierto que estas políticas sean cuales fuere, siempre generaran tendencia a la disminución relativa de la marginalidad; habrá una relación inversamente proporcional entre los que ingresan y los que salen de élla. Es el caso de los inmigrantes del interior y países vecinos, en condiciones precarias.

La llegada a la gran ciudad, los encuentra conectados inmediatamente en las villas donde las posibilidades de establecerse son siempre asequibles. Estos conglomerados crecen geométricamente en tamaño y cantidad. Según una encuesta del diario clarín en los 70, daba las siguientes cifras: argentinos, unos 346.060 >(33.04% Buenos Aires/ 11.35% Chaco / 10.02% Corrientes/ 8.06% Capital Federal y resto.). Los extranjeros serian 53.940 la mayoría procedentes de países limítrofes: Paraguay: 37.758/ Bolivia 9.710/ Chile 3.447/ Uruguay 679/ Italia 625/ Brasil 464/ España 340/ Otros 917. Hoy se ve incrementada la proporción en Capital y peruanos liderando la población extranjera.

Esta realidad nos somete a reconocer cierto grado de decadencia. La educación pública no ha logrado igualar oportunidades, contribuyendo a un mayor empobrecimiento y marginalidad. Con los años, el Estado ha demostrado su insuficiencia abarcativa, a fin de dar soluciones concretas y definitivas, a estos y otros flagelos sociales. En esa dirección es que la misma sociedad se ha involucrado en la responsabilidad conjunta de construir nuevos esquemas participativos.

En cuanto a la acción ciudadana en el quehacer nacional; tiene como trasfondo, la redefinición de la relación entre sociedad civil y Estado. Las OSC y ONG destacan su rol en el fortalecimiento de las políticas y los proyectos de desarrollo. El marco social en el cual suceden las cosas, merece aquí un análisis previo. La diversidad de nuestra sociedad, se caracteriza por los rasgos cosmopolitas y de variada composición confesional, que subyacen bajo una fuerte identidad nacional. Esta esencia integradora es la clave que hace posible la convivencia con atributos comunes compartidos. Es el sentimiento unánime de los valores patrióticos a través de los cuales se logra universalidad.

Esta inercia nos permitió construir una sociedad uniforme en la superficie aunque heterogénea en su estructura. Son las diferencias que aumentan la posibilidad de potenciarla favorablemente en la medida que el compromiso cívico deje aflorar las inteligencias múltiples de la población. Las instituciones deberían ser la caja de resonancia de esas virtudes volcadas a la sociedad.

No solo es la oportunidad de acceder a responsabilidades públicas sino que además es la garantía de ser escuchados y consultados. La participación ciudadana siempre ayudará a un mejor desempeño institucional y a una administración pública más eficiente, cuando el compromiso no sea meramente especulativo. Caso contrario, son la forma de legitimar decisiones públicas, a veces lejana de la iniciativa popular.

Este puede ser uno de los caminos para lograr objetivos concretos en la dirección que siguen las políticas educativas. Paradójicamente considero que aun, las bases de nuestra organización social esta en condiciones de ser reformulada con viejas recetas de valoración cultural como aquellas de comienzo del siglo pasado en que la familia era el piso sólido donde se construía el futuro del hombre. En consecuencia su autoestima era la llave que abría las puertas de la realización personal. La sumatoria de estas voluntades; nos dio esa clase media de la cual nos ufanamos hasta el día de hoy.

La educación laica y la confesional. Relación entre la enseñanza dogmática y el estancamiento intelectual. El primer axioma de la educación laica es la no neutralidad. La convocatoria es plural sin distinción de sexo, credo o etnia. Los valores de equidad, igualdad de oportunidades son la consigna a seguir. La escuela laica es racional aunque no impide la comprensión ni la participación en el mundo de las creencias. Elige no educar en la fe, por lo cual es no confesional. La fe y los dogmas no están ausentes en la escuela laica. Simplemente se estudian. No existen como objetivo educar en la fe ni reclutar acólitos, sino formar ciudadanos.

La educación confesional tiene como objeto, formar ciudadanos creyentes. La aceptación del dogma es esencial en el espacio educativo confesional. Ahora bien. Volver un poco a la historia, ayudará a entender mejor esta realidad. La enseñanza dogmática es la nueva ideología que a partir de la caída del imperio romano, prevalece en occidente. El dogma bíblico suprimía la libertad del pensamiento científico a tal punto que se perdería la posibilidad de contemplar los cambios evolutivos.

El estancamiento intelectual se acentuó en la edad media conforme al endurecimiento del cuerpo dogmático cristiano. La interpretación de la existencia universal, se basaba en el diseño de un creador inteligente. Recién a fines del S XVIII, una serie de problemas en investigaciones diversas, requerían soluciones fuera del contexto dogmático. Estos temas giraban en torno al origen de la diversidad biológica, su aparente organización en un esquema natural y la deslumbrante adaptación de todas las organizaciones a su medio.

El creacionismo iba sufriendo el correspondiente desgaste sujeto al dogma imperante hasta que algún naturalista, tuviera el coraje de exponer soluciones tangibles. Esa persona llegó. Era el biólogo francés Jean Baptiste Lamarck. Sustituyó un mundo estático por otro dinámico en el que los cambios graduales en la tierra, teñían que ver con su propia evolución a través de los tiempos remotos desde su génesis. Fue promotor de la conducta y del ambiente.

Defendía el principio de la generación espontánea de las especies sin profundizar en los criterios ascendentes de un tronco común. Más tarde aparecería Darwin con su teoría evolutiva de las especies en la que completaba los vacíos dejados por Lamarck. Es una realidad que el dogmatismo en el límite, genera un gran estancamiento intelectual. Una herramienta sumamente útil que ofrece la ciencia es la filosofía. Las características del pensamiento filosófico es no explicar la realidad en una primera instancia. Luego de un pasaje por cierta instancia reflexiva, produce confusión que se torna en virtud cuando a partir de la lógica y la razón; derrama luz en la demostración de la realidad.

Se puede decir que tanto la educación laica como la confesional, no dejan de ser opciones válidas por parte de la preferencia de las personas que quieran involucrarse por una u otra. Desde el Estado y a través de las leyes; se organiza la educación para las mayorías, sin atender las características personales de cada individuo.

Por ejemplo. Si alguna ley vigente acepta la práctica del aborto, la escuela laica respetará la ley en democracia y en consecuencia asentirá la practica abortiva. Para el creyente el aborto constituye un pecado por lo que en ese contexto se verá expuesto al dilema de aceptarlo. Lo que se busca finalmente, es la supremacía del conocimiento al servicio de una sociedad bien integrada. Si la enseñanza dogmática no asfixia los espacios de experimentación investigativa; podrá convivir con la educación laica en plena satisfacción de la sociedad en su conjunto.
He dicho.·.

martes, 16 de febrero de 2010

Comportamiento Ético de un Masón



A L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.


COMPORTAMIENTO ÉTICO DE UN MASÓN

Los últimos acontecimientos ocurridos en este Taller me han impulsado a reflexionar sobre un aspecto de la filosofía conocida como “La Ética”, que como en cualquier diccionario se define como “la ciencia que estudia el comportamiento humano, en la medida en que éste se halla en alguna relación con el bien y el mal y que establece un conjunto de normas de comportamiento que regulan las relaciones humanas”.

La Ética Masónica se fundamenta en la idea del bien, tanto por el hecho de que el bien es su objeto, como en cuanto que es su único móvil; pero el bien no es un deber, sino que es el amor al bien lo que debe regir nuestra voluntad.

La Ética Masónica está basada en tres pilares fundamentales : Los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad”; El Código Masónico y el G.·.A.·.D.·.U.·., como fin último y trascendente.

Todos estos principios deberían hacernos reflexionar sobre nuestra identificación real con ellos. QQ.·.HH.·. el Templo Masónico no es un sitio de reunión de amigos, ni un lugar para hacer negocios, es entre otras cosas un centro de formación de ciudadanos, que asumen los valores expuestos en el Código Moral Masónico y la Declaración Universal de Derechos Humanos, por tanto, el Masón debe actuar dentro del estricto respeto a estos principios, tanto en el mundo profano como en Logia, pues el ejemplo de su comportamiento es la mejor forma de dar testimonio ante nosotros mismos y ante el mundo.

No hace falta que os recuerde qué es un Templo, pero quizás deba recordaros que es un espacio Sagrado, donde el mundo profano, el caos y la oscuridad quedan fuera y excluidos. Olvidar esto y no ser coherentes con nuestra filosofía y forma de vida, trae consecuencias funestas para toda la Logia.

Hay un elemento diferenciador en este taller que de alguna forma nos señala que estamos en el buen camino “ Creemos en lo que hacemos y sabemos por qué estamos aquí”.

Debemos profundizar en el estudio de los rituales de los distintos grados, buscar la perfección en su ejecución, escribir Planchas, leerlas y analizarlas, todas y cada una de ellas para poder sacar conclusiones que enriquezcan nuestras vidas y alimenten nuestro espíritu.

Proponer, estudiar, meditar y progresar sobre filosofía y simbología; explorar las fuentes del conocimiento cuyo origen esté basado en la auténtica tradición masónica y todo aquello que nos ayude a alcanzar la verdadera comprensión de nuestra búsqueda.

Luchar incansablemente por alcanzar la satisfacción y la felicidad que nos proporciona el crecimiento personal, tanto propio como el de todos los HH.·. Incluso a veces existen premios como contemplar la sonrisa, la mirada sincera, el sentimiento de amistad , el abrazo cálido y auténtico de un H.·.

El Masón es un “Ser consciente” en su significado más amplio, lo cual le permite desarrollar un profundo “espíritu crítico”, que impide sea arrastrado por cualquier forma de fanatismo , fundamentalismo o manipulación mediática. Esto es lo que le impide mirar hacia otro lado cuando contempla la injusticia y la barbarie, dotándole de valor suficiente para alzar la voz y demandar justicia, ante el silencio de muchos.

Las Logias no deben ser un refugio para huir del mundo y sus realidades, al contrario, nuestro trabajo debe servir:

1º Para conocernos a nosotros mismos y alcanzar de este modo el conocimiento y la perfección.

2º Para conocer el mundo y ayudar con nuestra voluntad a transformarlo.

3º En definitiva ser capaces de elevarnos sobre nosotros mismos, de reconocer humildemente nuestras limitaciones para ser así más tolerantes con las de los demás, y hasta quizás poder mirar a los otros a los ojos y sonreir, pues saber mirar es saber amar, comprendiendo finalmente que todos somos uno, que todo es uno.

He dicho
H.·. José E., M.·.M.·.

domingo, 14 de febrero de 2010

Cadena de Unión



A L .·. G .·. D .·. G .·. A .·. D .·. U .·.

CADENA DE UNION

Siempre llama la atención para un visitante llegado de América, una costumbre observada en forma excepcional, en las reuniones de las Logias americanas. Y este es que una vez finalizadas las Tenidas, inmediatamente, y antes de cerrar los trabajos, se forma la Cad.·. de U.·.. pidiendo y agradeciendo al G.·. A .·. D .· U .·. por los trabajos realizados, por todos los H.·. de la Logia y por quien necesita asistencia o esta con problemas de salud. Rito éste que en nuestros países se realiza únicamente en momentos únicos y que son, las Iniciaciones, los rituales fúnebres y la separación de un eslabón formado de un metal que no resulto ser el áureo.

Sabemos que éste acto solemne, el unirse con las manos despojadas de guantes, se realiza luego del ingreso de nuevos HH .·., una vez finalizada la Ten.·. Mag.·. de Iniciación, esto nos da un motivo a realizar un estudio sobre este importante símbolo. Según el Ritual, que consta en los países Sudamericanos, la Cad.·. de U .·. se debe realizar, luego de cerradas ritualísticamente las Tten .·. y en tres oportunidades

1º- En ocasión de toda las Tenidas Solemnes.
2º- Alrededor del túmulo de un H.·. que ha pasado al Or.·. Et .·.
3º- Para comunicar las PP .·. Secs .·. que circulará de derecha a izquierda, y viceversa, dichas quedamente al oído del Her .·. que esta a nuestro lado. El conocimiento de estas Ppals .·., que son Secretas, es condición imprescindible de regularidad de los Oobr.·. de un Taller.

De esto último se infiere que cuando se realiza la Cad .·. de U .·., al final de la Ten .·. de Iniciación, se debería transmitir ambas Ppal .·. al nuevo Apr.·. lo cual termina de establecer en el nuevo Her .·. su Justa y Perfecta regularidad en la Masonería Universal.

La Cad.·. de U.·. es un acto ritual, es un símbolo en movimiento, es un distintivo vivo, es energía pura que vibra a través de la comunicación de los HH.·. que se practica en nuestra Magna Institución desde las épocas de la Mas .·. Operativa, y desde mucho antes también, se tiene conocimiento por grabados y escritos, que las Escuelas Iniciáticas, desde tiempo inmemorial igualmente lo hacían.

La Cadena de Unión, en las logias americanas, como expresé antes, se realiza al final de cada Ten .·. Solemne, y además para la transmisión de las Ppal .·. Sec .·. Anu .·. y Men .·. . Cada uno de los HH .·. forma un consabido eslabón, sobreponiendo su brazo derecho, al izquierdo que va por debajo. La RAZON, el brazo derecho, por encima de su brazo izquierdo, que simboliza el CORAZON, es decir la emoción, uniéndose estrechamente de la misma forma entre si, con sus manos, a las de sus HH .·. que están a sus lados.

De ninguna manera, las manos deberán tener guantes. Cada H.·. así, es un eslabón energético, unido a quien le sigue, un eslabón disperso no significa nada, mas, la unión de todos forma un vínculo, que al cerrarse termina conformando un círculo, esto, simboliza la GRAN UNION FRATERNAL DE LA ÁUREA FAMILIA MASÓNICA UNIVERSAL.

Ésta es, una indisoluble fuerza perpetua y autoalimentada positivamente, se trata de un símbolo vivo, palpitante y actuante que produce consecuencias inmediatas, por tanto, es un reflejo de la síntesis, del trabajo que el Masón lleva a cabo, dentro de la Log .·. y también en el diario devenir de la vida profana. Su fortaleza está en que no existe un eslabón más débil, y justamente eso, simboliza la igualdad, nadie es más fuerte o más frágil que los demás, cuando ella se realiza, se genera un perfecto equilibrio entre los Her.·..

Comprometidos todos en forma Física y Espiritual, la resultante será, que al llegar, cansados desde el mundo profano, recibirán únicamente por estar de esta fraternal manera unidos, exclusivamente influencias energetizantes, gratificantes y benéficas.

Cuando, según el Ritual, expresa el V .·. M .·. hablando el, por todos, y dice...

“Porque el espíritu y la fuerza con que debemos realizar este rito, debe ser fraterno, esperanzado, con amor, virtud y alegría” por eso se aclama por tres veces, al romperla:
SALUD, FUERZA, y UNION, haciendo agigantar la cadena, con nuestras voces, fuerte y al unísono, para que la energía vibratoria que se genere, se transmita y se termine transformando en esa corriente beneficiosa y positiva, que la que todos, nosotros mismos, somos autores.

Por esto debemos evitar traer a ella los males profanos, la ignorancia, la superstición, los temores, el fanatismo, las discusiones banales, los problemas profanos que bien se pueden resolver de la mano de la componenda e inteligencia equilibrante entre Hermanos, porque si le damos la importancia que en realidad no tienen, u obligados por las circunstancias, estos trastornos que nada tienen que ver con la verdadera unión de los Hermanos, se cimientan, se agigantan y se implantan contra nosotros mismos.

Debemos reflejar en ella únicamente, nuestros altos valores espirituales y morales, propios de nuestra virtuosa conducta y amigable alianza.

"Dando con desprendimiento un beneficio para el prójimo, aquél beneficio volverá multiplicado para nosotros" .

Por lo que acabamos de analizar, cuando hay una verdadera disposición y sintonía entre todos los HH .·. y se comprende cabalmente el rito y su simbolismo, la Cad .·. de U .·. genera para la Logia un escudo protector.

Por eso, es muy doloroso y triste cuando ella se rompe, a causa de quien uno que fue nuestro H .·. es expulsado de la Orden, o simplemente de nuestra Logia, por haber resultado el metal con que fue forjado, no del inmaculado Áureo que todos esperábamos.

También nos entristece, pero con mucha Fe y Esperanza, cuando se rompe al pasar un Q .·.H .·. al Or .·. Et .·. Mantenemos la esperanza pues el ejemplo pequeño o grande que haya podido dejar en esta tierra y entre nosotros nos sirva como emblema.

Pero hay otro momento en que ella se abre, y que nos llena de alegría, es cuando abrimos nuestros brazos, para recibir un nuevo Her .·. , un nuevo "eslabón", que se une a ella, para reforzarla y vivificarla, motivándonos a seguir purificando nuestros metales, fraguándolos y cimentándolos para que sea, cada vez más unido, dinámico y puro.

Realizar la Cad .·. de U .·. en mi opinión, es la parte del ritual, más lleno de sentimiento y vida, es un acto simbólico lleno de calidez y energía humana, porque es uno de los pocos momentos donde se produce un contacto físico muy cercano entre HH.·., se produce una intensa vibración hacia un mismo ideal, que fluye y es percibido y captado por todos emocionalmente y por todas las conciencias, nadie debe estar y quedar aislado, todos concentrados en un mismo pensamiento colectivo, que se hará carne y espíritu en todos y cada uno de nosotros y hacia quien van dirigidos los pensamientos.

Debemos de visualizar que una energía lumínica e intensamente vibratoria, que es la NUESTRA, circula entre todos nosotros en el sentido de la marcha normal de nuestros trabajos, que es movimiento del sistema solar en el Espacio y que nos une cada vez mas estrechamente, tanto en forma Física, así como Espiritual y que después se dirige a vivificar los pedidos de sanación, concordia y paz, que anhelan nuestros Q .·. H .·.

Con SALUD de cuerpo y mente, para que la FUERZA y la VIRTUD desborde nuestro espíritu, y que en UNION de todos los HH .·. Podamos prodigarla y volcarla también a toda la Humanidad.

Como última reflexión personal, creo que el saludo entre HH .·. debiera realizarse al finalizar cada Tenida con el toque, el abrazo y el triple beso fraterno, como he visto hacerlo en algunas Logias del Cercano Oriente, es la única manera de renovar y reafirmar la armonía entre los Obr .·..

La gentileza y cordialidad fraterna que genera este acto, mejor dicho: - "este Rito"; realizado con pureza de intención y espontánea voluntad, elimina todas las barreras profanas entre los HH .·. y mantiene la Cad .·. De U .·. fuera del ámbito del Templo, a pesar de que ella no esté presente materialmente, pero estará siempre en nuestros espíritus. Siempre es agradable ver el semblante sonriente de un H.·: que se acerca a nosotros y nos estrecha en un abrazo sobre su corazón.

Este es nuestro secreto:

Esta Unión Fraternal se mantendrá presente siempre, pues son nuestros propios brazos transformados en ciclópeas columnas, quienes la sostienen.

HE DICHO
H.·. ARARAT, M.·. M.·.

sábado, 13 de febrero de 2010

Laicidad y Sociedad Civil



A L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.


LAICIDAD Y SOCIEDAD CIVIL
El tema que aquí queremos desarrollar, es una cuestión que nos ocupa y preocupa, aún, a pesar, del artículo 16 de la Constitución Española, que establece que:
“1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.
“2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.
“3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal […]”.

Lo cierto es que la realidad está muy lejos de lo que dicta la norma base del Estado Español. Todavía hoy es una meta a conquistar, pues al carro de esta conquista, se le ponen, por diversos estamentos, no pocos impedimentos, algunos de ellos con gran fuerza de persuasión, lo que hace más duro y largo el camino. Eso sí, podemos afirmar que más pronto que tarde, la laicidad de la sociedad civil será un hecho completamente natural, sin traba alguna en nuestra sociedad, conforme a los presupuestos constitucionales.

Conforme a la RAE, “laicismo” es aquella “Doctrina que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del Estado, respecto de cualquier organización o confesión religiosa”.

Conforme a la Enciclopedia Salvat, hitóricamente “...el vocablo es del siglo XX, pero el origen de esta realidad radica en las luchas entre el Pontífice y el Rey, que tuvieron su apogeo con Bonifacio VIII y señalaron en el siglo XIV el fin de la hegemonía pontificia. Ello tomó cuerpo en la práctica por la distinción que hacía el derecho entre el rey, hombre público que dirige la política con plena independencia, y el hombre privado que recibe las advertencias de la Iglesia en el secreto de su conciencia. La teoría de Marsilio de Padua acerca de la primacía del poder de los príncipes sobre el Papa radicalizó este proceso, que el Renacimiento y la Reforma aceleraron. Reforzado por el progreso de la ciencia y por la posición ideológica de la Ilustración y del enciclopedismo, el movimiento laicista se tornó irreligioso y violentamente anticlerical, marcando la Revolución francesa el triunfo del espíritu laico”.

En esta misma línea es la Enciclopedia Espasa Calpe la que dice que: “laicismo” es aquel “…sistema sustentado por los modernos librepensadores que excluye de la enseñanza toda doctrina religiosa…”. Así, como ocurre en Francia, escuela laica es aquella en que no solamente no se pone como base la enseñanza de catecismo alguno, sino que en su enseñanza se prescinde de toda clase de religión y aún del mismo Dios. Por lo que reconoceremos como Estado laico a aquel que prescinde de toda religión, excluyendo así a Dios de sus instituciones y establecimientos, dictando a su vez una legislación en la que los actos religiosos son actos abandonados a la libérrima voluntad de los individuos, por lo que se creará una moral laica independiente de toda religión revelada, una sociedad civil en definitiva, donde lo que prevalece es el derecho civil de los individuos, circunscribiendo, en exclusiva, al hecho religioso, al fuero interno de las personas.

No obstante, antes de seguir con esta línea de argumentos, en defensa de nuestras tesis, no queremos dejar de señalar que la propia Espasa Calpe, en una acepción “antigua”, señala que “…desde los primeros tiempos de la Iglesia (Católica, se entiende) se dio el nombre de laico o lego a aquellas personas y cosas que no pertenecían al estado eclesiástico o a la Iglesia. Así, respecto de las personas, “laico” se emplea para designar a aquellos cristianos que ni están consagrados a Dios por los votos religiosos, ni viviendo en el mundo, tienen órdenes sagradas o pertenecen al estado clerical. Tenemos los casos de algunas congregaciones y ordenes religiosas en las que los HH legos son aquellos que no están dedicados al “clericato”, aunque a su vez, por razón de su pertenencia gocen de los privilegios y bienes eclesiales. Es por ello por lo que se conocía como bienes laicales, los que no pertenecían a la Iglesia y poder laical el poder de la autoridad civil, por oposición al poder espiritual o eclesiástico. Siendo los protestantes los que señalan que es a partir del siglo III, debido a la ambición de la Iglesia, cuando aparece la distinción entre lo “clérigo” y lo “laico” 1.

Para continuar con el análisis de este burilado, que no terminará siendo lo que en su día me propuse, tengo que reconocer, que mi primer planteamiento fue hablar de “laicismo”, no de “laicidad”. Han sido unas y otras lecturas las que me han obligado a este cambio. Pues el termino “laicismo”, lo encontramos como lo que ha venido a llamarse: “una religión sin dios”; es decir, que niega el hecho religioso, no así el término “laicidad” que lo observamos más ajustado a lo que que entendemos como el ciudadano de la “polis”, donde la pluralidad, la tolerancia, la libertad en igualdad es lo que conforma a ese habitante del mundo moderno; que sin distinción de raza, sexo, ideología política o creencia religiosa, es capaz de vivir en libertad, sin menoscabo alguno de sus convecinos. Es, lo que en otros términos viene a llamarse “librepensador”. Así pues, entendemos que la “laicidad” es algo que nos transciende a unos y a otros, que a su vez es un medio de liberación y encuentro de la ciudadanía, por medio del respeto y observancia de las normas de la “polis”.

“La laicidad tiene, no es otra cosa, que la propuesta de la ciudadanía como marco de relación exclusivo en todo lo referente a la organización del poder político y hacer así de la amistad civil que nace de esa conciudadanía el lazo de fraternidad que sostiene la libertad y la igualdad. La laicidad es la voluntad de construir un lenguaje en el cual nos podamos entender políticamente, supone la necesidad de separar el lenguaje político de los otros, supone el esfuerzo de definir antes de empezar a hablar de un marco de diálogo para todos...” 2.

“...Una sociedad laica es una sociedad presidida por la libertad de conciencia. Una sociedad laica y secularizada es pluralista [...] y en ella cada cual puede adoptar la concepción del mundo que mejor se le acomode. El gran adelanto de una sociedad laica y democrática es que es capaz de mantener la cohesión social sin necesidad de restringir la libertada de conciencia. La vertebración de la sociedad ya no corre a cargo de ninguna iglesia. Más todavía: la sociedad laica es post-filosófica en el sentido de que ni siquiera tiene necesidad de una teoría universal de la verdad...” 3

Un Estado laico significa que, ante la ley, todo los ciudadanos son iguales: los creyentes, cualquiera que sea su religión y los que no la tienen o no practican ninguna. El Estado laico no impone ninguna confesionalidad, respeta todas las creencias y, todas son iguales ante la ley. La democracia constitucional es “…inseparable del pluralismo y de la aconfesionalidad religiosa en que consiste la laicidad…” 4. Es la norma “...de alcance universal, -válida para toda obra humana, en la que cabe- el cultivo del sentimiento religioso, -dentro del- marco normativo” 5 de la polis.

“Resulta obligado en nuestra democracia pluralista […] el respeto a los derechos de las minorías laica, hebrea, budista, protestante u ortodoxa…” 6. Lo que no significa, entendemos nosotros, que esa supuesta mayoría se imponga avasalladoramente sobre aquellas minorías, sin respeto a las reglas de juego y pluralidad democrática, como ha ocurrido a lo largo de los tiempos y que aún hoy se produce, véansen, en su caso los artículos 16-3 y 27-3 de la C.E. y demás normas de conciertos, sin trato igual con las minorías. El Estado plural, es y debe ser, eso, “plural”. “El pluralismo deriva de la propia condición humana, así como de la libertad de pensamiento y conciencia, de cátedra, de la ciencia y de la investigación y de la creación artística, -es- consecuencia del libre juego de la razón humana, y en -el- que se reconoce al otro, al ajeno, como ser igualmente digno, libre y razonable, capaz de llevar a cabo proyectos y de elegir sus creencias. La cooperación social y la amistad cívica son el resultado del pluralismo, frente a la dialéctica amigo-enemigo propia de las sociedades cerradas” 7.

Entendemos que el Estado, tanto en cuanto que ante la ley, todos los ciudadanos son iguales, “…sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social” 8, debe garantizar, sin menoscabo alguno, la libertad ideológica y religiosa de todos y cada uno de los ciudadanos y comunidades o agrupaciones que estos puedan formar, “…sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley” 9. Así, toda vez que “ninguna confesión -tiene- carácter estatal…” 10 estimamos que, por cuanto que el Estado es aconfesional, en derecho, debe tratar, en plano de igualdad, tanto a las iglesias, (cualquiera que sea su confesión), como a las organizaciones filosóficas y no confesionales 11.

Y, en la medida que el Estado está al servicio de la ciudadanía, y vela por la protección de los derechos arriba señalados, el reconocimiento de su identidad, individual y colectiva, no sólo le debe llevar a “un diálogo abierto, transparente y regular con dichas iglesias y organizaciones” 12, cuanto también a ser protector e integrador, haciendo suyas, sin participación alguna, dichas manifestaciones, facilitando, eso sí, “…en la medida de lo posible el ejercicio de esa identidad…” 13. Así, el Estado, con estricta observancia de la norma, se convierte en simple observador y “allanador de caminos” de la voluntad de los ciudadanos. A tal observación, entendemos que sólo cabe una nota distintiva entre una y otras organizaciones, confesionales o no confesionales: su censo. El cual, obviamente, en muchos casos está por hacer, más aún, si hablamos de miembros activos.

Quienes entendemos que el Estado y sus instituciones son una cosa una y la ciudadanía otra, pues son sujetos de derechos y obligaciones propios; seguidamente debemos hacer observar que aquel y aquellas, de una u otra forma nacen por voluntad de esa misma ciudadanía y, no tienen otra razón de ser que la protección y el desarrollo de ésta, la ciudadanía. En ello no involucramos al Estado y sus instituciones con la identidad religiosa de los individuos que conforman ese Estado, pues son dos “status” diferentes, perfectamente diferenciados. Defendemos eso sí, la necesidad de que “…en la esfera pública, en sus instituciones, actividades y debates, la condición religiosa de los ciudadanos no debe adquirir ninguna presencia, ni debe ser objeto de consideración alguna…” 14. Lo que no quiere decir, que la ciudadanía debe sustraer su declaración de creyente, no creyente, agnóstico, ateo, etc. Pues ante el Estado y sus instituciones, todo los ciudadanos “…son iguales…”. La laicidad es pluralidad, libertad de conciencia, tanto como la libertad religiosa e ideológica, es tolerancia, amistad cívica en las relaciones sociales y políticas, comunicación y diálogo en todas las situaciones.

Pensamos que la laicidad no es sino la separación del hecho religioso, del hecho público o vida política de la ciudadanía, pues como ya hemos señalado, el “hecho religioso” corresponde exclusivamente al fuero interno de las personas. Por ello, en ningún caso, así lo entendemos nos, la laicidad atenta contra el hecho religioso de las personas, estas pueden manifestarse como lo crean más oportuno. En esto también el Estado, en cuanto ciudadanos, debe proteger, tanto a los creyentes como a los no creyentes, pero sin olvidar que el hecho religioso, conforme a los postulados constitucionales es ajeno al Estado. Lo que no quiere decir que al Estado dicho hecho le sea ajeno, tanto en cuanto que es un hecho que afecta a la vida de una parte de sus ciudadanos. Aún así, lo religioso y lo político, en ningún caso se pueden o deben confundir, pues son dos ámbitos totalmente distintos, que no quiere decir contrapuestos. “El laicismo, no es otra cosa que la consecuencia del pluralismo y de la separación entre Iglesia y Estado reflejados en las instituciones, no conlleva que la democracia sea contraria el hecho religioso ni a los estamentos eclesiásticos, aunque frente al clericalismo monopolista haya existido un laicismo agresivo enemigo del fenómeno religioso, sobre todo a partir del siglo XIX. […] La concepción laica del Estado, es inseparable de la democracia y supone reconocer la autonomía de la política y de la ética pública frente a las pretensiones de la Iglesia de legitimar el poder vinculándolo con su peculiar concepción de la verdad…” 15.

Desde lo público, la laicidad es integración de la ciudadanía en la causa que le es común: la “Res-Pública”. En este caso la laicidad es “pluralidad”, es “tolerancia”, es “libertad”, es “igualdad”; es decir, el Estado y sus instituciones, están al margen del “fuero interno” de los ciudadanos. Aunque no es así como a lo largo de la historia se ha mostrado la Iglesia católica, la que por regla general, sus dirigentes para defender sus intereses han acudido a la intransigencia dogmática de sus principios. Dicho de otro modo, según Norberto Bobbio, las cuestiones políticas tienen que ver más con los intereses públicos que con los principios, mientras que los teólogos […] trafican con principios cuando en realidad defienden intereses 16.

No negamos que el sentido religioso sea un hecho consustancial al género humano, démonos un paseo por la historia de los pueblos y veremos como es un hecho trascendente que siempre ha estado presente en todos ellos. Hoy tampoco somos ajenos a ello, pero también entendemos que tal hecho trascendente, como ya se ha señalado, corresponde al fuero interno de las personas, el cual se manifestará individual y/o colectivamente, pero como un hecho ajeno al Estado y sus instituciones.

“…El principio laicista, postula, en cuanto señal y cifra de la modernidad como hito histórico irreversible del autoconocimiento y la autoliberación del ser humano, la protección de la conciencia libre del individuo y de su privacidad, desalojando radicalmente de la “res publica” toda pretensión de instaurar en ella un régimen normativo privilegiado a favor de cualquier fe religiosa que aspira a “institucionalizarse” en forma de ente público al servicio de una supuesta revelación sagrada o mandato divino…” 17.

“…Los conflictos de los sistemas democráticos no se resuelven aniquilando al adversario, sino buscando compromisos…” 18 comunes de construcción individual y social de respeto y tolerancia de la privacidad de cada uno de esos ciudadanos que conforman la cosa común: la sociedad, la que en ningún caso puede tener consistencia política si carece de ciudadanos libres.

“…En España y en los demás países europeos figura en la Constitución que nadie puede ser discriminado por motivos de ideología ni de creencias; pero los gobernantes, en la mayoría de los países europeos, tienen vinculaciones institucionales con sus respectivas iglesias y participan en actos públicos como jefes de esas Iglesias. La laicidad del Estado no es compatible con esas expresiones públicas de la fe de sus gobernantes y exige que los ateos puedan acceder también en condiciones de igualdad a todos los cargos públicos. Todos los ciudadanos son iguales ante la ley y los ateos son tan ciudadanos como los creyentes de cualquier religión. El laicismo, al igual que el ateísmo, son coherentes al reivindicar que un ateo confeso puede ser tan buen o mejor gobernante que un cristiano convencido, porque la gestión de los asuntos de Estado no depende de la fe religiosa, sino de una ética personal y de una ética pública que no está vinculada necesariamente a la religión. Ser un buen ciudadano y un buen gobernante no exige ser cristiano ni exhibir continuamente en público las creencias religiosas. Más aún, tras muchos siglos de gobiernos cristianos en Europa, no se puede decir precisamente que la ética de los ciudadanos haya mejorado mucho ni que los gobernantes cristianos hayan sido ni sean actualmente un ejemplo moral para sus ciudadanos…” 19.

La laicidad tiene su basamento en principios éticos y morales que en todo momento y circunstancias son compatibles con la creencia religiosa, cualquiera que ésta sea. La laicidad a su vez es un medio de diálogo y encuentro entre las religiones y culturas más diversas. Una prueba de ello son las migraciones hacia la Europa más occidental, lo que pone de “…manifiesto que la laicidad del Estado puede y debe ser el puente que facilite la integración en nuestros países de esa población inmigrante…” 19, tal y como lo ha puesto de manifiesto el viejo compañero y amigo del actual Papa Benedicto XVI, el teólogo Hans Küng en su obra “Hacia una ética mundial”.

“Otra de las falsas acusaciones que suelen hacer los cristianos al laicismo y al proyecto de la laicidad europea es que el laicismo es equivalente al ateísmo. Esta afirmación no tiene ninguna consistencia. La posición filosófica del ateísmo y más aún si este ateísmo es estatal […], no es compatible con el laicismo, ya que convierte el ateísmo en un dogmatismo que niega la libertad de conciencia. Bajo ningún concepto es equivalente el ateísmo individual o estatal con el laicismo ni con la laicidad. La persecución de las creencias religiosas personales y de las instituciones eclesiásticas en los países comunistas durante el siglo XX no es de ningún modo aceptable para los laicistas” 19.

Una prueba de que el laicismo no es sonónimo de ateísmo, es que el laicismo tiene su fundamento ético en la libertad de conciencia, no impone ni hace ostentación alguna de “estar en posesión de la verdad”, defiende la libertad de creer o no creer en un dios o algo superior. Por el contrario el ateísmo es dogmático, impositivo, “...no respeta la libertad de conciencia de las personas y socava el principio esencial del laicismo” 19.

La laicidad como proyecto filosófico del individuo y de la “Res-Pública”, no promueve el anticlericalismo ni rechaza el clero. La laicidad afirma y defiende “…que ninguna iglesia, ninguna confesión ni institución religiosa debe disfrutar de privilegios políticos, económicos ni culturales en el ámbito de lo público y que los gobernantes no deben actuar en la elaboración de las leyes al dictado de ningún clero ni de ninguna iglesia, ya que los Estados y los poderes públicos deben ser neutrales en materia de creencias religiosas. El ideal de laicidad del Estado exige que se garantice a todos la libertad de conciencia, no solamente la libertad religiosa…” 19.

Aunque esto que ahora quiero tratar es motivo de otro burilado que ya está medio pergeñado, en este punto no podemos dejar de hablar de “agnosticismo”, el cual no debemos confundir con “laicidad” o “laicismo”. La posición filosófica del agnosticismo parte de la duda en la creencia en un dios trascendente al ser humano, por lo que racionalmente no puede afirmar o negar de forma concluyente la existencia de un Dios que trasciende al mundo y al ser humano. Es decir, el agnóstico es un escéptico respecto de la existencia de Dios, tanto en cuanto que de forma racional no puede probar su existencia o no existencia. “…La posición agnóstica es perfectamente compatible con el laicismo; es decir, se puede ser agnóstico y laicista porque el laicismo separa y divide los campos de confrontación perfectamente entre el ámbito de las creencias personales y el de la crítica social y política…” 19.

Entiendo que esta breve introducción es suficiente para resituar el problema de la identidad europea y de la reconstrucción europea en otras coordenadas. Mientras que el Vaticano y muchos gobernantes europeos actuales siguen haciendo una revisión sesgada de la historia para resaltar la identidad religiosa de los pueblos europeos y sus seculares creencias religiosas, a mí me parece que la historia de Europa ha sido, en gran medida por la utilización política de las religiones y por su legitimación ideológica, una secuencia de intolerancia, violencia y odios cuyas repercusiones llegan hasta nuestros días. Por eso me parece fundamental que, sin olvidar el pasado, nos dediquemos a construir el futuro de la nueva Europa sobre una base distinta a la religión, aunque siempre dentro del respeto a los derechos, libertades y creencias de todos los ciudadanos. Porque además de la tradición religiosa, estamos asistiendo a un resurgir intolerante de cierto tipo de nacionalismos que se han convertido en algunos casos en una nueva fe fanática e irracional, basada únicamente en la pertenencia y adhesión a la tribu, a la lengua y la comunidad de sangre y que está sembrando odio y violencia entre distintos grupos sociales y entre personas individuales.

El primer error conceptual que se produce en España acerca del laicismo y de la laicidad es su equiparación con el anticlericalismo. Es cierto que en la historia de Europa, el movimiento laicista ha sido siempre opuesto al poder clerical de la Iglesia católica, sobre todo en España; pero es justamente el abuso de poder que la jerarquía eclesiástica ha ejercido durante siglos lo que ha provocado que el movimiento laicista se haya situado enfrente de estos privilegios políticos, económicos y culturales de los que ha disfrutado siempre el catolicismo en algunos países de la Europa Occidental. El caso español es paradigmático en este sentido. El nacional-catolicismo que en la época franquista fue la seña de identidad del régimen político y que dominó la vida cultural y educativa española durante muchos años, se remonta en sus orígenes a la unidad religiosa conseguida, a sangre y fuego, por los Reyes Católicos en el siglo XV. Los ideales de un imperio español católico proclamados por Carlos I y Felipe II quisieron imponerse en todo el mundo por la persuasión de los misioneros y la fuerza de los ejércitos de las monarquías españolas durante muchos siglos y solamente las efímeras etapas republicanas dieron a nuestro país un cierto aire de modernidad y laicidad.

En España, la mejor expresión de un laicismo respetuoso con las creencias religiosas de todos los ciudadanos es la del Q.·. H.·. Francisco Giner de los Ríos y de la Institución Libre de Enseñanza (1876) . El pensamiento liberal de Francisco Giner de los Ríos y el de su sobrino, el socialista Fernando de los Ríos, constituyen una expresión genuina de respeto y tolerancia que muy pocos españoles han sabido aprovechar. Es al abrigo de la Institución Libre de Enseñanza, donde se desarrolla lo mejor del laicismo español, (que hoy para evitar caer en los extremos de cualquier “ismo”, señalamos como “laicidad”). La Institución Libre de Enseñanza, por la posición respetuosa de sus miembros y muy especialmente por don Francisco y don Fernando, es una concepción intergral del ser humano y de la Humanidad que abarca también las tendencias superiores del espíritu humano y entre ellas el sentimiento religioso.

Una prueba de ello, es el siguiente texto de Francisco Giner de los Ríos, quien como filósofo laicista, como ha venido a ser llamado, trata con sumo cuidado y atención las creencias religiosas: “Precisamente si hay educación religiosa que deba darse en la escuela es esa de la tolerancia positiva, no escéptica e indiferente, de la simpatía hacia todos los cultos y creencias, considerados cual formas ya rudimentarias, ya superiores y aun sublimes como el cristianismo, pero encaminadas todas a satisfacer sin duda en muy diverso grado -en el que a cada cual de ellas es posible-, según su cultura y demás condiciones, una tendencia inmortal del espíritu humano”.

Son estas últimas palabras de un laicista como don Fernando y nuestra posición laica la que nos lleva a decir y mantener lo que ya tenemos dicho en este Templo, que el ser humano, desde la noche de los tiempos, por naturaleza, es un espíritu creyente, cree en algo trascendente a su propia naturaleza, posición total y absolutamente francmasónica. Pero que ello no debe ser impedimento alguno para que en la “polis” y asuntos públicos sus comportamientos sean laicos como más arriba tenemos señalado.

He dicho
H.·. Ximo,M.·. M.·.
_________________
1 Enciclopedia Universal, Espasa Calpe, Madrid, 1978.
2 Javier Otaola, Laicidad y Masonería, junio 2006.
3 Salvador Pániker, El País 26/01/2007, pág. 15.
4 Peces-Barba, Gregorio, La España Civil, Galaxia de Gutenberg, Barcelona 2005, pág. 62.
5 Ascensión Tejerían, De Oficio Masón, Ediciones Espejo de Tinta, Madrid, 2006, pág. 137.
6 Luis María Ansón, La Razón, 13/02/2004.
7 Peces-Barba, Gregorio, Obr. Cit., pág. 63.
8 Artículo 14 Constitución Española.
9 Artículo 16-1 Constitución Española.
10 Artículo 16-3 Constitución Española.
11 Véase, artículo I-52, Constitución Europea.
12 Artículo I-52-3 Constitución Europea.
13 Cruz Prados, Alfredo, Laicismo y razones políticas, Gaceta de los Negocios, 14/10/2004.
14 Cruz Prados, Alfredo, Obr. Cit.
15 Peces-Barba, Gregorio, Obr.Cit., pág. 64.
16 Citado por Peces-barba, Gregorio, Obr. Cit., pág. 64.
17 Puente Ojea, Gonzalo, “Política” nº 49, agosto-diciembre 2002.
18 Javier Pradera, El Pais, Suplemento Domingo, 07/05/2006, Pág. 12,
19 Cifuentes Pérez, Luis María, La Laicidad y la Nueva Europa, Conferencia en el IES, Ntra. Sra. de la Almudena, Madrid.

viernes, 12 de febrero de 2010

El Ombliguismo


A L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.

V.·. M.·. Y QQ.·. HH.·. TODOS:

Motivado por los acontecimientos cotidianos, he decidido hacer esta plancha; quizás un poquito fuera de lo común; pero que mi interior sentía necesidad de hacerlo; a modo de descarga de tensiones vividas.
Dadas las circunstancias, he decidido denominarla:

EL OMBLIGUISMO

Los seres humanos tenemos una parte tan insignificante y tan importante de nuestro cuerpo como es el ombligo.

Ese, que cada uno exploraba cuando niño, ese del que no sabíamos para que servia mas que para juntar pelusa, hasta que alguien nos enseñara que era por donde estábamos conectados a Mamá; que por medio de él, durante nuestra gestación, Mamá nos alimentaba. Que gracias al ombligo crecimos en la panza de Mamá.

Entonces, nos dimos cuenta que fue y es una parte muy importante de nuestro cuerpo.
Como dijera Mafalda, el personaje de historietas de Joaquín Salvador Lavado, mas conocido por su seudónimo QUINO “El ombligo es el autógrafo de Mamá, que llevamos toda la vida”.

Tienen ombligo los negros, los blancos, los amarillos y los seres de todos los colores; los gordos, los flacos y los mas o menos, los altos, los bajos y los denominados normales; los ciegos, los sordos, los que padecen síndrome de DOWN y los que no, los hombres, las mujeres, los y las homosexuales. En resumen, todo ser viviente de la especie mamífera tiene ombligo.

Hay ombligos de muchos tipos, redondos, estirados, profundos, superficiales, lindos y menos lindos; pero, para cada uno de nosotros, el Ombligo es muy importante.
Los médicos los utilizaron y lo utilizan como punto de referencia de muchos de sus estudios; y ya se menciona al Ombligo en la Biblia “El Cantar de los Cantares” (Capitulo 7 Versículo 7.2) El Rey Salomón lo define –metafóricamente- como “...tu ombligo es un ánfora redonda donde nunca falta vino...”.

Entre otras virtudes, el ombligo es un punto erótico muy importante, quien llego al ombligo, seguramente llegará a la cima.
Por todas estas y varias razones mas, el Ombligo es una parte muy importante de nuestro Ego y de nuestra autoestima.

Lamentablemente encontramos personas que se miran tanto a su ombligo, que no se enteran de la realidad que los rodea. Tienen la creencia que sin ellos, el mundo dejaría de dar vueltas, el sol de alumbrar y calentar, la luna de ser romántica.
Desde su ignorancia se convierten en personas soberbias, altaneras, despreciativas, arrogantes.
En fin, todo un compendio de “No virtudes” que no hacen bien a nadie, ni siquiera a ellos mismo.

A diario vemos en nuestros quehaceres profanos y no profanos personas que hacen algo, con el solo objetivo de que se les agradezca y hacer ostentación de su Ego con el tan remanido “Yo hice esto” o “Esto fue hecho gracias a mi” o “Sin mi, esto no se hubiera hecho” y lo mas triste, es que se creen dueños de lo que hicieron o ayudaron a hacer.
O aquellos que circunstancialmente ocupan un cargo y no hacen más que resaltar el cargo que están ocupando, cuando en realidad, son efímeros ocupantes de una silla. Si esa silla la ocupara un mono las prerrogativas las tendría el mono, porque en realidad, las prerrogativas, las tiene la silla. Uno pasa, la silla perdura.
Esos que todo lo discuten, creyéndose dueños de la verdad absoluta, que para sustentar esa “verdad” recurren a argumentos falaces, imposibles de verificar. Veces y veces hemos escuchado “Como es tradición …” y se están refiriendo a una tradición de dos días.

Hay también quienes, como son uno más del montón y no tienen virtudes para destacar, solo se dedican a provocar y sembrar discordia en el resto del grupo, crean corrillos, dicen que el otro dijo y cuestionan porque este dijo lo que dijo. Esa es su lamentable forma de llamar la atención.
Que se hable de él, no importa si bien o mal, el asunto es que se hable de él.

Otros que, como ellos lo desconocen, nunca lo vivieron, nadie les contó y se guían por lo que tienen en la mano; a lo que alguien le dice, comenta o pregunta, responden que esos son producto de la imaginación de uno, que lo que van a hacer es nada mas que como ellos lo van a hacer y se termino, que no existen otras formas.
Esta ceguera y sordera son muy lamentables.

Están los que creen ciegamente en el poder de los metales que han ganado con el sudor de su frente, legal y honestamente; pero que, lamentablemente, usan para pretender comprar conciencias.
Con los metales, podemos comprar una muy buena almohada, pero no podremos comprar el sueño; podremos comprar libros, pero no podremos comprar los conocimientos que ellos contienen.

Afortunadamente, todos estos casos no son mayoría.
Una de las primeras cosas que me enseñaron al ser iniciado fue que un M.·. no hace algo esperando las “gracias” ni el reconocimiento por lo que hizo, para quienes esperan eso creo existen distintos clubes.

Un M.·. debe ser humilde, pasar desapercibido, mantener un perfil bajo.
Un M.·. no debe humillar a sus QQ.·. HH.·. ostentando hacerse cargo de una cuenta, demostrando ante sus HH.·. el poder económico que posee.
Un M.·. no debe hacer ostentación de su condición de M.·. ante profanos.
Un M.·. debe aprender constantemente, por eso somos eternos Ap.·. Aprender de lo bueno, pero capitalizando mucho mas las enseñanzas que le dejan las malas experiencias.
Un M.·. debe saber escuchar, dado que es más importante saber escuchar que saber hablar, recordando que, “El hombre es esclavo de sus palabras y amo de su silencio”.
Un M.·. debe ser paciente en todos sus actos; el arrebato no lleva por buen camino.
Un M.·. antes de juzgar a los demás debe juzgarse a si mismo.
Un M.·. nunca debe convertir un problema profano en un problema Mas.·.
Un M.·. debe, en todo momento ser tolerante, sobre todo con sus QQ.·. HH.·.
Un M.·. no tiene nacionalidad, dado que cuando el G.·. A.·. D.·. U.·. creo la tierra, no le puso fronteras; estas fueron puestas por el egoísmo del hombre, para delimitar su propiedad.

Por este principio, todos los M.·. somos miembros de la F.·.M.·. Universal.
Un M.·. puede asistir a T.·. en cualquier parte del mundo, sin restricciones; aunque no conozca el idioma, sabrá seguir la T.·. dado que los R.·. son los mismos, a excepción del toque particular que le de cada T.·.
Cada Log.·. es libre y soberana, no debe dar explicaciones a nadie de sus actos ni permitir intromisiones; y cada miembro de Log.·. también es libre y soberano.
Existe una línea de comunicación entre la Log.·. y las autoridades de la G.·. L.·. a la que se hallan afiliado; y es del G.·. M.·. con el V.·. M.·.
Asimismo, las comunicaciones entre las distintas Log.·. se hacen entre los V.·.M.·.
Tanto el G.·.M.·. como los V.·. M.·. comunicaran a los miembros correspondientes lo que crean conveniente de las distintas conversaciones mantenidas.
Conste que digo “conversaciones” no digo “Ordenes dadas” u “Ordenes recibidas”; porque en Mas.·. nadie da órdenes, todo se dialoga.

Estas y algunas cositas mas que me enseñaron en mi Familia –de sangre- desde pequeño, con la excusa de “Así se comportan los Hombres” y que con el paso del tiempo me las reiteraran, ampliadas, en mi Log.·. Madre, creo que deberían ser enseñadas y periódicamente recordadas a todos los Mas.·., incluyéndome.

Claro que todas estas enseñanzas, si son bien recepcionadas, harán que dejemos de mirarnos el ombligo; nos daríamos cuenta que nuestro ombligo no es lo mas importante de nuestro cuerpo, que todas las partes son igualmente importantes.
Así lograremos mirar a nuestro alrededor, darnos cuenta de la existencia de nuestro entorno, para aprender aún más.

Recordaríamos que estamos dentro de una L.·. que además de discreta, es Filosófica, Filantrópica y Progresista; y practicaríamos estos mandamientos.

Días atrás, conversando con un M.·. M.·. le sugerí que escribiera un libro, al que podría denominar “Masonería para Masones”, para que transmita de esta forma sus aprendizajes y sus vastos conocimientos sobre el tema. Esto causo gracia en dicho M.·. y, lamentablemente, me respondió “Muchos abandonarían la A.·.I.·.”.

Llegando a su fin, esta plancha, solo pretende reflejar alguna experiencias vividas por mi; que trato de mirar menos mi ombligo y velar por el prójimo.
Lamentablemente, no se si lo logro; porque soy una persona llena de imperfecciones, por no decir defectos.

Aqui y ahora, creo oportuno recordar unos versos del Martín Fierro, escrito por el Q.·.H.·. en el O.·. E.·. José Hernández:

“…Los hermanos sean unidos
Porque esa es la ley primera,
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea,
Porque si entre ellos se pelean
Los devoran los de afuera…”

He dicho
H.·. Koya, M.·. M.·.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Tolerancia


A L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.


Libertad, Igualdad, Fraternidad.


V.·.M.·. Queridos HH. Todos en vuestros grados y cualidades.
El titulo que he dado a esta Plancha es LA TOLERANCIA.
Pretendo que el tema TOLERANCIA se convierta en un tema de debate en el taller y entre los hermanos.
Es breve para no asediar a los hermanos.

La Tolerancia es uno de esos fenómenos, una de esas figuras de nuestra vida que nos hace más humanos, en definitiva nos diferencia a las seres humanos de otros seres vivos.

Podríamos definir la Tolerancia como el respecto que se tiene a las ideas de los demás.

También la podemos definir como la capacidad de escuchar y aceptar los argumentos y formas de ver las cosas de cualquier entorno que nos rodea.

Desgraciadamente no es un fenómeno que en estos tiempos que corremos se dé con tanta amplitud como sería conveniente.

Para un Masón La Tolerancia es fundamental, yo diría incluso que es imprescindible, ya que no se puede ser masón, no se puede entrar en Masonería sin aceptar las diferencias de los "otros".

Nosotros, los masones, tenemos la obligación de exportar nuestras conductas fuera del Templo, al mundo profano, pienso que una de las cosas que debemos sacar de nuestros Talleres es la capacidad de ser tolerantes.

Nunca entenderé las conductas que hemos conocido recientemente y por la que algunos hermanos no han dado, precisamente ejemplo de Tolerancia y Masonería.

Pienso que últimamente existen demasiados "cantos de sirena" hacia lo que se podría llamar pensamiento único; es decir, la negación absoluta de aceptar la diferenciación en todos sus términos.

Desde determinadas instancias se nos quiere vender la idea de un solo país, una sola religión, un único pensamiento. Y por supuesto darnos a entender que fuera de ahí, de ese pensamiento único, solo existe anarquía y caos.

La Tolerancia; o mejor dicho la intolerancia tiene muchas vertientes.

Es intolerante el racista; es decir, el que se cree imbuido de que la raza a la que pertenece es la elegida para elevarse por encima de las demás.

Es intolerante el creyente religioso que no acepta que la "creencia" del "otro" puede tener tantas razones o más para ser aceptada de igual manera que la nuestra.

Es intolerante el joven para con el mayor, en la creencia de que nunca le va llegar la decadencia del cuerpo y que esa fogosidad y perfección física irán deteriorándose.

Por otra parte el ser tolerante no debe considerarse como algo especial. Pienso que el ser humano nace tolerante y solo las circunstancias del entorno, el aprendizaje negativo de la vida lo hace intolerante.

No debemos sentirnos superiores a los demás por ser tolerantes ni ejercer la tolerancia como signo de distinción y enmarcado dentro de una clase social especial. En ese caso perderíamos todo lo que aquí y ahora yo quiero expresar como significado de este principio.

Debemos ejercer la Tolerancia siempre con mano tendida y tratando con respeto al "otro".

Mayoritariamente debemos ejercer la Tolerancia con aquellos que están lejos de ser tolerantes, con los de mentes cuadradas y pensamientos únicos. Con este tipo de personas solo el ejemplo emanado de nuestros hechos y nuestro modo de vida les puede hacer cambiar.

El ser tolerantes no nos tiene que llevar a la debilidad, tampoco a abandonar nuestros principios y nuestras formas de pensar y de ver la vida. Creo que solo personas con principios bien asentados y convencidos por donde va el buen camino y aquellos que buscan el sentido común de las cosas, pueden ejercer la Tolerancia en el sentido más amplio del termino.

Todos conocemos a personas fácilmente manejables, personas que se dejan llevar por el primer comentario que aparece en cualquier medio o por el discurso más o menos utópico de un político o vendedor cualquiera.

Estas personas desgraciadamente son los menos tolerantes. Aquellos que se dejan llevar por el "trepa" de turno y sin meditar en absoluto lo que oyen y que se lanzan a aplaudir cualquier soflama que circule.

Por estos últimos tipos de comportamiento y otros muchos que todos conocemos es por lo que podríamos afirmar que al hablar de Tolerancia estamos tratando uno de los principios más firmes de la conducta y la convivencia humana.

Queridos hermanos el debate sobre este tema queda abierto, seguro que vuestro punto de vista aportará mucho a este principio.
He dicho
H.·. Machado, M.·.M.·.

lunes, 8 de febrero de 2010

Presentación



A L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.

SALUD.·. FUERZA.·. UNIÓN.·.

Desde la triada que da título a la circunstante presentación, por medio de esta nueva Herramienta, desde la pequeñez numérica de nuestra Logia, pero con deseos e ilusiones de crecer en todas las direcciones que el Compas nos permite Trazar, nos personamos ante la Orden, desde la observancia de todas la Normas universales que a lo largo de los tiempos han sido Trazadas por quienes nos precedieron. Ello sin menoscabo alguno del Principio de la Libertad y Soberanía de la Logia que somos. Por ello desde el seno de la Universal Hermandad de la Francmasonería y desde este pequeño rincón del Levante español, declaramos: Libertad, Igualdad, Fraternidad y os invitamos a participar en la construcción del edificio Universal del que formamos parte.

Cualquier H.·. que quiera participar e insertar en el presente Blog sus burilados, lo puede hacer, enviando el texto de los mismos a: respetablelogia.acacia@gmail.com, los cuales deberán ser firmados e indicar el nombre y Or.·. de su Logia. Eso si, en ningún caso se publicará texto alguno que falte a la honorabilidad de las personas y no esté sustentado bajo los Principios Generales de la Francmasonería Universal.
Respetable Logia Acacia
T.·. A.·. F.·.